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17,01 €Tras la publicación de Crónica de Madrid en esta misma colección, presentamos ahora Madrid, obra muy poco conocida en la que se refleja fidedignamente a ese primer Benito Pérez Galdós que aprendió un oficio y forjó su carácter entre paseos por la capital de España. En estas páginas volveremos a descubrir a un finísimo experto en diseccionar la realidad de su época, que rinde también un sentido homenaje a un lugar que llegó a ser, con el paso del tiempo, uno de los múltiples personajes de su apasionante mundo narrativo. Estos textos beben directamente del retrato costumbrista y del artículo periodístico, géneros entre los cuales el autor de Fortunata y Jacinta se movió magistralmente. Gracias a su carácter intrahistórico, la lectura de esta obra nos ayudará a comprender mejor el alcance de los sucesos que marcaron el desarrollo de la sociedad madrileña de aquella época. Galdós presenta al lector en este libro una clase de guía de usos y costumbres de la capital durante el siglo xix con su habitual estilo literario, en el que acompañaremos a un eterno viajero que necesita contar todo lo que ve a su alrededor para transformarlo en literatura. Adéntrense en estas páginas y conocerán el germen de uno de los más insignes novelistas de nuestro país. G.N.
Benito Pérez Galdós nació en Gran Canaria en 1843 y murió en Madrid en 1920. Es una de las figuras más importantes de la novela realista española del siglo XIX. Fue nombrado miembro de la Real Academia de la Lengua Española en 1897 y llegó a ser propuesto para el Premio Nobel de Literatura en 1912. Fue un asiduo de las tertulias literarias del Ateneo de Madrid y de varios cafés conocidos en la capital, donde frecuentó a intelectuales y artistas de su época. Entre los medios de comunicación con los que colaboró se encuentran los diarios La Esfera, La Nación y El Debate. En 1873 comenzó a trabajar en la publicación de su magna obra, los Episodios Nacionales, la cual le granjeó una enorme popularidad. Otras de sus novelas más reconocidas son Fortunata y Jacinta (1887), Doña Perfecta (1876) y Misericordia (1897). En su juventud viajó por Europa como corresponsal de prensa, conociendo de primera mano los postulados de algunos movimientos literarios propios del siglo XIX. Perteneció al Partido Progresista de Sagasta, al Partido Republicano y a la Conjunción Republicano-Socialista. Durante varias legislaturas fue elegido diputado en las Cortes.