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13,25 €Una observación tan sencilla como la que recuerda que si vivimos en un planeta con recursos limitados no parece que tenga mucho sentido aspirar a seguir creciendo ilimitadamente, acompañada de la conclusión, bastante plausible, de que hemos dejado muy atrás las posibilidades medioambientales y de recursos que aquél nos ofrece, debería bastar por sí sola para admitir, cuando no apoyar, la perspectiva del decrecimiento. Y ello con un inevitable corolario que invita a recuperar la vida social que nos ha sido robada, a desplegar formas de ocio creativo, a repartir el trabajo, a reducir las dimensiones de muchas de las infraestructuras que empleamos, a restaurar un hábitat local maltrecho o, en el terreno individual, a apostar por la sobriedad y la sencillez voluntarias. En este libro, partidista pero mesurado, Carlos Taibo argumenta de forma pedagógica y completa en favor de la perspectiva del decrecimiento, a la vez que aporta datos que la respaldan, fundamenta filosóficamente su buen sentido y deshace de paso algunos malentendidos respecto a ella.