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15,11 €Las secuelas de la predicación sagrada no se ciñeron a los llamados siglos de oro, sino que por desgracia se proyectaron en otros momentos trágicos de la historia de España. Los predicadores tocaron todos los temas posibles, desde los doctrinales a los sociales y políticos. Mas este discurso estaría incompleto sin la voz de quienes, por su condición de mujeres, tenían vedados los púlpitos: aquellas religiosas –de Teresa de Cartagena a sor Juana Inés de la Cruz– que, frente al tono estridente y dogmático de la mayoría de los predicadores, supieron abrir una vía alternativa de espiritualidad contenida e interior, clave para entender el fenómeno único de nuestra literatura mística.